El Ayuntamiento de Formentera ha superado las puntas turísticas del
mes de agosto sin necesidad de efectuar restricciones en el
abastecimiento de agua potable a los núcleos urbanos de la isla, en
especial al de es Pujols que se presentaba como el más
problemático.
A principios de junio se detectó un consumo muy elevado de agua,
comparado con el mismo mes de 2000, que alertó a las autoridades y
obligó a publicar un bando recomendando el uso razonable y el
ahorro de tan preciado elemento.
No obstante, las cifras que obraban en poder del Consistorio
seguían siendo alarmantes, ya que a lo largo de todo el mes el
volumen de agua consumida era tan sólo ligeramente inferior a la
producida, por lo que los depósitos no podían recuperar su
capacidad de almacenaje. En esta tesitura todo hacía prever que en
julio y agosto no habría suficiente agua para poder hacer frente a
la demanda, que se dispara anualmente entre el 25 de julio y el 25
de agosto.
Una de las primeras medidas adoptadas por el Consistorio fue
adelantar la puesta en marcha de la desaladora de Gesa, que aportó
un caudal suplementario cercano a 500 metros cúbicos diarios.
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