Imagínense un país, un lugar en el mundo en el que no existen impuestos, la educación no es obligatoria, no existen leyes y el estatus social y el nivel de riqueza se mide por el número de cerdos que posee cada persona. ¿Imposible? Pues existe. Se llama Vanuatu, un país situado en el Pacífico Sur cuya capital responde al nombre de Port Vila, topónimo que bien podría pasar por ser totalmente pitiuso. Esta utopía que no es tal está formada por 200 islas, de las cuales 83 están habitadas, y puede presumir de ser el lugar del planeta en el que sus habitantes, 192.000 según el último censo, poseen el nivel más alto de idiomas y culturas del mundo.

Nada más y nada menos que el doble que el resto de la población del planeta, ya que posee 113 idiomas distintos, la mayoría con subdialectos, y otras tantas culturas repartidas por las distintas regiones de las diferentes islas de este exótico lugar. Desde hace 17 años el prestigioso antropólogo, arqueólogo y etnólogo Kirk Huffman, residente en Eivissa desde hace una década, se dedica el estudio y recopilación de documentos y expresiones de las distintas culturas y lenguas de Vanuatu, siendo en la actualidad el mayor experto en cultura de este país. En el último año, de junio de 2000 a junio de 2001, Huffman ha estado colaborando en el departamento de antropología del Museo Australiano de Sidney, el más antiguo y grande del emisferio sur, para elaborar una serie de documentos sobre las distintas colecciones de arte y rituales de Vanuatu que dicho museo posee.

«He hecho un reportaje sobre las colecciones de arte de Vanuatu del Museo Australiano y al mismo tiempo he realizado un análisis de la evolución de la cultura y sociedad de los distintos lugares del país que conozco desde el comienzo de mis estudios en 1973 hasta la actualidad», explicó. «En los últimos treinta años los cambios sociales y culturales no han sido muy grandes. Lo único llamativo ha sido la adopción en algunas zonas de la religión cristiana que no ha tenido gran repercusión en las costumbres arraigadas. Los nativos la han adaptado a su forma de vida», analizó el antropólogo. «Mucha gente cree que ellos, la gente de Vanuatu, tiene que aprender de nosotros, pero no es así, ya que nosotros somos los que tenemos que aprender de ellos», sentenció Huffman.

Éste considera que las culturas de este país plural lejos de ser primitivas son «tradicionales» y mucho más avanzadas sociológica y espiritualmente que cualquiera de las culturas occidentales. «No tienen leyes, pero sus costumbres son más fuertes y están mucho más elaboradas que las nuestras, y todas sus normas y tabúes están perfectamente equilibrados con el medio en el que viven, por eso no han cambiado con el paso de los años», explicó Kirk. «Ellos piensan que nosotros somos los primitivos debido a la dislocación de la familia, la independencia y a la falta de ética y respeto a la naturaleza».