El fin de la veda del «raor», tan esperada por los pescadores
profesionales y aficionados de la isla de Formentera, se vio
deslucida por la pocas ganas de picar que tenían estos peces ayer.
Desde primera hora de la mañana múltiples embarcaciones salieron
tanto de la Savina, s'Estany des Peix o es Caló en busca de fondos
arenosos, que es donde el «raor» suele picar habitualmente.
Mientras esperaban que esta especie tan preciada se dignara a dar
señales de vida, que suele ser cuando el sol ya lleva dos o tres
horas en lo alto, muchos aprovecharon para echar el anzuelo a las
«vacas», otra especie igualmente sabrosa y apreciada en las mesas
de los restaurantes.
Alrededor de las once del mediodía un fuerte cambio de viento,
que empezó a soplar con fuerza de poniente, obligó a todas la
embarcaciones que estaban entre Punta Pedrera y Cala Saona a
regresar rápidamente a puerto debido al fuerte oleaje que, por
momentos, se convertía en amenazador. Incluso las embarcaciones de
mayor eslora, que habitualmente fondean en Cala Saona, regresaron a
puerto ante el temor de que el estado de la mar empeorase. Al
regresar, un pescador experimentado lamentaba que, pese a haber
capturado una quincena de «raors», era evidente «que no tienen
hambre y no pican» ya que acostumbra pescar ente 80 y un centenar
cuando sale de pescar.
El llaüt «Ciudad de Manacor», patroneado por Juanito, tras
largas horas en el mar y yendo y viniendo de un lugar a otro acabó
con una notable colecta, no tanto de raors sino también de
«serrans», «donzelles» y «pedaços». Como decía el patrón «hoy no es
día de raors y no por el tiempo sino porque simplemente no tienen
hambre». La reserva marítima de ses Salines, especialmente en la
costa de Formentera, es uno de los principales bancos de peces en
Balears de esta especie tan cotizada en el mercado y que es muy
apreciada por su sabor y calidad en todas las mesas.
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