GUILLERMO ROMANÍ El fin de la veda del «raor», tan esperada por los pescadores profesionales y aficionados de la isla de Formentera, se vio deslucida por la pocas ganas de picar que tenían estos peces ayer. Desde primera hora de la mañana múltiples embarcaciones salieron tanto de la Savina, s'Estany des Peix o es Caló en busca de fondos arenosos, que es donde el «raor» suele picar habitualmente. Mientras esperaban que esta especie tan preciada se dignara a dar señales de vida, que suele ser cuando el sol ya lleva dos o tres horas en lo alto, muchos aprovecharon para echar el anzuelo a las «vacas», otra especie igualmente sabrosa y apreciada en las mesas de los restaurantes.

Alrededor de las once del mediodía un fuerte cambio de viento, que empezó a soplar con fuerza de poniente, obligó a todas la embarcaciones que estaban entre Punta Pedrera y Cala Saona a regresar rápidamente a puerto debido al fuerte oleaje que, por momentos, se convertía en amenazador. Incluso las embarcaciones de mayor eslora, que habitualmente fondean en Cala Saona, regresaron a puerto ante el temor de que el estado de la mar empeorase. Al regresar, un pescador experimentado lamentaba que, pese a haber capturado una quincena de «raors», era evidente «que no tienen hambre y no pican» ya que acostumbra pescar ente 80 y un centenar cuando sale de pescar.

El llaüt «Ciudad de Manacor», patroneado por Juanito, tras largas horas en el mar y yendo y viniendo de un lugar a otro acabó con una notable colecta, no tanto de raors sino también de «serrans», «donzelles» y «pedaços». Como decía el patrón «hoy no es día de raors y no por el tiempo sino porque simplemente no tienen hambre». La reserva marítima de ses Salines, especialmente en la costa de Formentera, es uno de los principales bancos de peces en Balears de esta especie tan cotizada en el mercado y que es muy apreciada por su sabor y calidad en todas las mesas.