El Ayuntamiento de Eivissa está revisando las licencias concedidas durante el año 2001 para comprobar si, con estos permisos ya otorgados, se ha alcanzado el límite máximo fijado en la última moratoria del Govern balear, que entró en vigor hace una semana. La norma cautelar recién aprobada establece que, durante el año 2001, los ayuntamientos sólo pueden otorgar licencias de construcción equivalentes a un 3 por ciento de su actual capacidad de alojamiento. En el caso de Eivissa eso representa menos de 2.000 plazas. Según el concejal de Urbanismo del Consistorio, Joan Boned, podría darse la circunstancia de que Eivissa ya hubiera otorgado todas las licencias posibles en este ejercicio, lo que obligaría a no dar más permisos en este ejercicio.

Este es uno más de los datos que se están recabando en estos momentos, ya que el departamento de Urbanismo se está poniendo al día sobre las nuevas obligaciones marcadas por la norma cautelar. Pese a todo, Boned señaló que la semana había transcurrido de forma tranquila y que, como en este municipio ya se había aprobado previamente otra moratoria, «el impacto en la calle de esta nueva norma ha sido menor». Es decir, que el «pánico» que suelen provocar estas medidas se ha visto, esta vez, atenuado.

El equipo de gobierno del Ayuntamiento, del Pacte Progressista, calcula que en el plazo de dos meses el planeamiento urbanístico del municipio estará adaptado a los requerimientos de las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT), aunque como esta norma está en fase de revisión, el Consistorio aún no ha decidido si será mejor esperar a que aparezcan las nuevas DOT antes de modificar las normas municipales. Boned defendió las medidas de freno porque, si no, en Eivissa, la construcción seguiría creciendo de forma constante. Dos meses antes de la moratoria se solicitaron una docena de licencias para 400 viviendas.