La sandía volvió a ser protagonista en esta fiesta. Foto: MARGA FERRER

Cada uno ha traído su merienda para compartir con el resto de vecinos del barrio y disfrutar de la fiesta entre todos, que es lo importante de la berenada», comentaba uno de los miembros de la asociación de vecinos Sa Capelleta. Esta agrupación logró aglutinar a un buen pelotón de personas que, con mantel en ristre, desplegaron numerosas viandas y litros de sangría para repartir entre todo el vecindario y autoridades presentes en Puig des Molins. «Este año hay más gente, pero aún así no es como hace treinta años, cuando además de los ibicencos bajaban personas de todos los pueblos de la isla con su merienda para participar en esta celebración», comentaba una de las asistentes con más experiencia en esta cita popular.

La merienda, con la que se conmemora el desembarco de los catalanes en Eivissa en 1235 y el ingreso de las Pitiüses en la órbita de los países catalanes, era hasta hace unos años un punto de encuentro e intercambio de diversión entre los ibicencos. Estos provechaban la ocasión para acudir a Puig des Molins para degustar enormes sandías, echar algún que otro chapuzón en las inmediaciones del lugar y bailar piezas de ball pagès. Era su fiesta.

Ayer se volvió a repetir la berenada popular con una alta participación vecinal. La comitiva partió desde Vara de Rey con la Banda de la Cruz Roja y la Banda de Música Ciutat d'Eivissa, cuyos componentes, ataviados de forma desenfadada y con muchas barratinas, pusieron ritmo a la subida hasta la gran explanada sobre la que los asistentes se colocaron para compartir grandes raciones de sandía. Entre ellos volvió fiel a su cita Toni Ribas Vich, un incondicional de la Berenada que este año acudió con cuatro grandes piezas de esta fruta de más de 20 kilos cada una que repartió entre el público. «Vengo desde hace más de quince años aquí y en las últimas ocasiones he visto como viene ha aumentado la participación», señaló.

Además de la degustación de sandía componentes de las collas Sa Bodega, De l'Horta, Sant Jordi y Vila improvisaron una ballada sobre el escenario montado para la ocasión. El componente político y reivindicativo de la fiesta lo pusieron los componentes juvenilesde ERC y ENE . Estos últimos aprovecharon el acto para repartir entre el público un resumen de los dos años de gobierno progresista en las Pitiüses y según señaló Maurici Cuesta, «reforzar nuestras señas de identidad». l E.Estévez/Ó. Delgado