Los 'clubbers' aguantan todo lo que pueden en la terraza de la discoteca. Foto: K. TABERNER

L a fiesta 'We love sundays' de Space abre el telón a las ocho de la mañana del domingo y lo cierra a las seis del lunes. Otras temporadas se conocía por 'Home', nominada como mejor fiesta del mundo en la última edición de los premios DanceStar. A cualquier hora de las 22 que permanece abierto el local la gente se acumula en su puerta. La intención es entrar a toda costa para mover el esqueleto con las propuestas que pinchan ininterrumpidamente dj como Sasha, Danny Tenaglia, John Digweed o Laurent Garnier .

Una vez en el interior, los 'clubbers' se reparten por las diferentes estancias, aunque durante el día su lugar favorito es la terraza. Unos enormes ventiladores se encargan de sofocar el sudor provocado por el calor y el esfuerzo del baile, aunque eso no importa. Gafas de sol de todos los colores, sombreros de vaquero y el resto de fetiches propios de los amantes de las pistas de baile se entremezclan en el interior del recinto. Algunos prefieren llegar a Space después de haber pasado la noche del sábado bailando. Otros optan por irse a descansar y acudir después de comer o cuando la oscuridad aparece de nuevo.

La mayoría del auditorio es inglés, aunque en esta fiesta no hace falta entender de idiomas, sino de música. El espectáculo propuesto descansa en los propios dj, no se recurre a la presencia de figurantes u otros reclamos que sirven para confeccionar las fiestas de otras discotecas. Cuando la terraza apaga su música, sobre la medianoche, entonces la pista grande del interior se llena hasta el último milímetro. Los ritmos aumentan su intensidad hasta que desembocan en el fin de fiesta. Todos contentos y... a buscar otros sitio abierto. La fiesta, para muchos, continúa.