Un porcentaje importante de pacientes que acude a la consulta del neurólogo de Can Misses, José Luis Parajuá, por un dolor de cabeza abusa de los analgésicos. «Asustan mucho a la persona y piensan que tienen algo malo en la cabeza, como un tumor», señala Parajuá. Ante estas circunstancias, muchas personas recurren a abusar de los analgésicos para mitigar el dolor, tal y como se ha detectado en la consulta. Una clase de analgésicos, los ergoticos, son los que mayor dependencia generan y cuyos efectos secundarios pueden generar graves problemas de circulación.

Convertirse en un adicto a los analgésicos puede llegar a ser muy sencillo. «Si se hacen más frecuentes las migrañas o las cefaleas se aumenta el consumo de analgésicos. Ante cualquier síntoma se toma la pastilla, en vez de replantearse que lleva un mes aumentando la dosis y se hace dependiente de un tratamiento», explica el doctor Parajuá. Los pacientes llegan a incrementar la dosis hasta ocho paracetamoles al día.

Ante esta situación, el neurólogo de Can Misses recomienda a los médicos de primaria que cuando atienden a pacientes con jaquecas «que investiguen que están tomando». El problema estriba, sobre todo, en las personas que no se han planteado el problema ya que les parece que se trata de una situación normal.

Sin embargo, detrás de un dolor de cabeza se esconde un problema, que no es necesariamente un tumor, sino una ansiedad de larga duración. No obstante, lo primero que hay que tratar de lograr es desengancharse de los analgésicos como cualquier otra sustancia adictiva, dejando de golpe de tomar las pastillas. «Es como un 'mono', porque es una sustancia que te la pide el cuerpo. Es muy espectacular, dura de 24 a 48 horas y luego desaparece», explica el neurólogo. En la mayoría de los casos el tratamiento de deshabituación se puede realizar de manera ambulatorio y , en algunas circunstancias, cuando el paciente vomita y no tolera nada, «hay que ingresarlo».