El popular periodista y presentador se relaja navegando por el litoral pitiuso. Foto: OSCAR DELGADO.

Qué es lo que más le atrae del verano en Eivissa?
"Es muy difícil parcelar el paraíso. Me encanta Eivissa. Me parece asombroso tener el Caribe a 50 minutos de Madrid. Mejor aún, porque allí hay animales peligrosos y aquí no. El paisaje es maravilloso, un agua maravillosa, el tipo de vida de su gente es fantástico... Un paraíso.

"¿Va a continuar en la cadena SER con su programa nocturno «La media vuelta»?
"Sí, cuando regrese en septiembre. Me parece que el día tres o cuatro empieza la nueva temporada y ahí seguiremos.

"¿Qué tal su experiencia en el fútbol, como presidente del Valladolid, metido de lleno una temporada en el mundo del balón?
"Pues ha sido una experiencia siempre gratificante, incluso de las cosas malas si uno está atento puede sacar consecuencias positivas. Creo que todo lo que no te mata te hace más fuerte y te enriquece. A mí el fútbol me apasiona, me parece que el fútbol sigue siendo apasionante pero alrededor de este deporte hay cosas que no me gustan nada. Ya lo sabía antes y ahora lo sé más todavía.

"¿Qué recuerdos guarda de la primera etapa de «El día después», de Canal +, con Valdano?
"Valdano fue mi primer Michael Robinson. Fue con el que yo he aprendido prácticamente todo lo que sé. Valdano es un personaje extraordinario, con él he aprendido muchísimo del fútbol y de la vida. Espero poder coincidir con él aquí unos días.

"¿Y qué piensa de los comunicadores que emplean términos como «imperio del monopolio» para referirse al grupo para el que usted trabaja, PRISA?
"Patético. Si los monopolios en el terreno de la comunicación existieran en España serían 'monopolitos', porque son monopolios casi del Monopoly, ya que aquí los medios, incluso los que están agrupados en conglomerados, son muy pequeñitos. Yo estoy absolutamente en contra de la guerra de medios y más todavía de la guerra entre profesionales. Me parece muy mal porque cada uno tiene que buscar su espacio y debe tener su sitio en función de sus telespectadores, sus oyentes o sus lectores. Con la línea que uno quiera y con la línea que los oyentes acepten. Entrar en las guerras de medios a mí me parece lamentable.