J. M. R. La negativa del Ayuntamiento de Sant Antoni a acentuar el control sobre las discotecas tal como propone el Consell Insular provocó ayer la reacción de los progresistas de la localidad, que, por boca de su portavoz, Joan Marí Serra, dicen sentirse «escandalizados» por el rechazo al protocolo de actuación que presentó el conseller Santiago Ferrer, que, de momento, sólo ha aceptado el Ayuntamiento de Eivissa: «Ha quedado demostrado que el equipo de Gobierno no quiere solucionar el problema de aforos y de cierre a deshoras de las salas de baile», señaló el edil.

A juicio de Marí Serra, si bien la propuesta del Consell «no representaba la solución definitiva», sí significaba un «avance» y hubiera supuesto poner orden al descontrol existente en ese ámbito, en el que numerosas salas acogen más clientes de los permitidos y cierran horas después de lo que fijan las ordenanzas.

«Ya manifestamos en un pleno -indicó el concejal progresista- que entre el concejal de Gobernación, José Juan Ferrer, y algunas discotecas existe una relación que parece más que amistosa. Lo ocurrido ahora lo confirma. Su voluntad es dejar pasar las cosas». Los concejales del Pacte Progressista consideran que no serían necesarias las obras en el tramo de las discotecas (instalación de semáforos, mejoras de accesos) si se respetaran los aforos.

Por su parte, los concejales de Democràcia Pitiusa (DP) dicen seguir con preocupación la «desidia y desgana» con la que «tanto el alcalde, Antoni Marí Tur, como el concejal de Gobernación llevan ese asunto», manifestó su portavoz, Vicent Marí Prats. El temor de esta formación centrista es que la «dejadez» del Consistorio a la hora de controlar los aforos permita al Consell «meterse en el terreno municipal». Marí Prats recordó que su formación se ha «preocupado muchísimo» por este asunto: «El alcalde lo podría haber solucionado sin necesidad de que interviniera el Consell. Ha tenido tiempo para hacerlo».