Una retroexcavadora tipo Zomcat, un Dumper de un metro cúbico de
capacidad y un «camión furgoneta». Ese es el material indispensable
que se empleará para derruir uno de los principales quebraderos de
cabeza de los ecologistas durante la última década: el Trancedance,
la discoteca construida ilegalmente en plena Reserva Natural de ses
Salines.
Los trámites para el primer derribo que llevará a cabo el
Consell en su reciente historia han avanzado mucho desde que fueron
localizados sus nuevos propietarios. Con el expediente de
demolición expuesto al público, las obras dependen ahora de las
autorizaciones del Tribunal Superior de Justicia y del Ayuntamiento
de Sant Josep.
Los trabajos durarán 40 días y costarán el módico precio de
6.266.529 pesetas, factura que el Consell pasará a los propietarios
de la ruina. Al encontrarse dentro de la Reserva, los técnicos de
la Conselleria de Medi Ambient han dado instrucciones estrictas
para que los trabajos no molesten a las aves que allí viven ni
causen estragos al entorno. Por ejemplo, las obras no pueden
desarrollarse entre los meses de abril y julio, ya que entonces y a
sólo 200 metros del Trancedance nidifican dos aves acuáticas
protegidas, las colonias de cría más importantes en Balears de
xarraire (himantipus himantopus) y de picaplatges camanegre
(charadrius alexandrinus).
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