E l Plan de Accesibilidad elaborado para las playas de las Illes Balears presentado el pasado 6 de julio por el Ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, y por el Director General de Costas, José Trigueros; tiene como principal objetivo la eliminación de barreras de nuestras playas y facilitar el acceso a las personas con algún tipo de discapacidad física. Este proyecto destina al litoral un presupuesto de más de 355 millones de pesetas para los próximos tres años de los cuales, 133 millones los recibirán las playas ibicencas en función de las necesidades de cada una.

Para obtener la máxima eficacia de los recursos disponibles, el Gobierno ha consultado con ocho asociaciones y colectivos de discapacitados físicos de las Islas Baleares con el objetivo de comprobar las verdaderas necesidades de estos colectivos que creen imprescindible la construcción de accesos más fáciles a las playas mediante pasarelas, rampas o plazas de aparcamiento reservado, entre otros servicios. De las 40 playas ibicencas que van a disfrutar de estas reformas, a la que más dinero se va a destinar es a Cala d'en Bossa con más de 18 millones de pesetas, siendo Cala Xarraca la menos afortunada y a la que se dedicarán sólo 550.000 pesetas.

Ante el proyecto de reforma este diario se acercó a alguna de las playas para comprobar las facilidades de acceso que se han realizado hasta el momento. La conclusión de la visita es que las playas ibicencas no están preparadas todavía para personas con algún tipo de discapacidad física. El primer impedimento que encontramos es que las rampas de acceso están muy deterioradas e impiden el descenso de una silla de ruedas. Una vez en la arena el segundo problema es cómo llegar hasta el agua. Para solucionarlo ya se han instalado unas pasarelas, una iniciativa con muy pocas ventajas puesto que el trayecto es discontinuo y además no llega hasta la orilla. Respecto al resto de servicios que se citan en el Plan de Accesibilidad todavía no existen servicios sanitarios, ni duchas, ni aparcamientos especiales para las personas discapacitadas.

Con todos estos problemas citados, las pocas personas discapacitadas que se acercan a las calas no saben si están en la playa o en una carrera de obstáculos. El resto, busca otros lugares mejor acondicionados para sus dificultades.

Además de la necesidad de rampas y pasarelas también urge la instalación de unas duchas de fácil acceso ya que las que hay tienen obstáculos prácticamente imposibles de superar: la localización, todas están en lugares de difícil acceso desde la playa como son los bares de alrededor; las pasarelas, que no llegan hasta ellas y, además, un último impedimento antes de la refrescante ducha es, un escalón o una tarima que hay que saltar.