Son escolares que presentan un rechazo a la educación y no les gusta estudiar. Dan quebraderos de cabeza a los profesores que no saben cómo encauzar a estos alumnos que, por ley, han de estar en clase hasta que tengan 16 años de edad. Cada instituto de secundaria de las Pitiüses ha desarrollado durante este curso un Proyecto de Intervención Educativa (PIE), que consiste en una serie de medidas para solucionar los problemas con los que se enfrentan los centros para combatir el absentismo escolar y el escaso interés de algunos alumnos por seguir en clase.

«Saca de quicio a los profesores cuando en un aula de 25 alumnos te encuentras con chavales de este tipo que interrumpen las clases», explica el director del instituto Quartó de Portmany, Marià Torres. «Sabemos que de título académico nada pero, sin embargo, debemos de atenderlos desde los institutos», añade. Quartó decidió montar talleres a través de los cuales era posible aprender lo básico y «por poco que aprendan , es mucho», apunta Torres. Los talleres, en el caso de Quartó, funcionaron independientemente de las aulas, «no pasaba nada si perdían unas horas de música o de práctica», apunta el director.

Los talleres supusieron un esfuerzo por parte del centro y, en concreto, del profesorado que los atendían ya que se asigna a unos docentes. En el Quartó se organizaron tres talleres: jardinería, cocina y bricolage. Al contrario de lo que se pensó en un principio, «el que peor funcionó era el que aparentemente se pensaba que iba a tener más éxito, el bricolage». Siete alumnos del Quartó asistieron a estos talleres. El éxito fue tal que se encontraron con otros alumnos que querían incorporarse.