La compañía Gesa concluyó y puso en servicio ayer la línea Santa Agnès-sa Raval, que durante las últimas semanas ha provocado la protesta de algunos vecinos y de los grupos ecologistas. Desde hoy, los particulares afectados pueden acudir a las oficinas de la empresa para contratar el servicio. Esta nueva línea dotará de energía a negocios de toda índole y a alrededor de 550 viviendas particulares y establecimientos turísticos de la bahía de Sant Antoni, que precisaban, en total, de ocho megawatios de potencia.

José Rosselló, jefe de Distribución de Gesa, se la mentó ayer de que durante las semanas pasadas no se haya producido sobre este asunto un «debate medioambiental con rigor». Respecto a la línea de es Canar, aún pendiente, Rosselló comentó que hay ciudadanos que reclaman la luz desde hace un año: «Cuenta con el interés general y debería hacerse conforme a lo proyectado».

En todo caso, la empresa deja las puertas abiertas a las instituciones progresistas: «No vamos a poner impedimentos a quien desee soterrar una línea, siempre que se reúnan las condiciones técnicas y que la institución que lo requiera corra con los sobrecostes».