A medida que van pasando los días, el césped del aeropuerto tiene peor aspecto. Apenas se vislumbra, porque está totalmente 'tomado' por los turistas, las maletas y la basura.

El coordinador de Cruz Roja, Josep Tur, se temió lo peor cuando ayer, a las seis de la mañana, contempló el estado de la terminal. Sin embargo, conforme iba pasando el día la situación se iba controlando, pese al caos del aeropuerto en una jornada en la que los turistas se agolpaban en la terminal por la huelga.

Cruz Roja trasladó a varias personas en ambulancias hasta los hoteles, ya que su estado les impedía esperar varias horas para coger un taxi, como el caso de una familia francesa, con el cabeza de familia en silla de ruedas. «De estar medio moribundo, el hombre se ha puesto más contento que unas castañuelas», recuerdan. En un momento de la mañana, Cruz Roja agotó las reservas de agua potable existentes que, posteriormente, repusieron con la ayuda de los bomberos. «Hemos llegado a repartir hasta botellas de cinco litros», señalaban.

Cruz Roja, que movilizó hasta los voluntarios de las playas, también ha prestado un gran apoyo a los servicios médicos del aeropuerto que ha atendido durante este fin de semana a 200 personas, 60 sólo el viernes, primer día de huelga. Hipoglucemia, cansancio, ampollas y bajadas de tensión son los problemas que han padecido los turistas que han soportado con estoicidad las consecuencias de este paro.

La aglomeración de gente fue la causa del robo del equipaje a una turista española. «¡Me lo han quitado todo! ¿Qué voy a hacer ahora?», sollozaba la mujer que fue atendida por la Guardia Civil. «Nadie sospecha de nadie que va arrastrando un equipaje. Hay que andar con mucho cuidado», recomendaba un agente.