Un contenedor de obra junto al que se deja una bolsa de basura.
Decenas de sacos de basura y desperdicios que se van uniendo a la
primera bolsa hasta conformar un vertedero en la zona más
insospechada. Lo que viene después es fácil de adivinar.
Cucarachas, ratas y aguas subterráneas contaminadas. Falta de
información o falta de conciencia cívica. Estos dos motivos son los
que baraja el Ayuntamiento para explicar el hecho de que en un
municipio como Eivissa, de 12 kilómetros cuadrados de superficie,
se hayan detectado 32 vertederos incontrolados.
La falta de información de los ciudadanos sobre el servicio
municipal de recogida de desperdicios como muebles y
electrodomésticos es corregible. Tal y como apuntó la concejal de
Ciutat Sostenible, Marta Roldán, se pueden aportar soluciones como
una campaña de promoción. El otro desencadenante de esta
proliferación de vertederos es la falta de concienciación
ciudadana. Este problema resulta más difícil de resolver ya que se
trata de falta de educación y de repetición de un uso que se
convierte en costumbre.
Estas conclusiones se encuentran en el informe preliminar de la
situación de los vertederos ilegales en el municipio de Eivissa
realizado con presupuesto del Consell para el Ayuntamiento. Este
estudio es una de las partes del trabajo de campo de la auditoría
de residuos del municipio de la ciudad de Eivissa de la Agenda 21.
Esta agenda es un documento de compromiso municipal que servirá
para controlar y desarrollar acciones destinadas a garantizar un
crecimiento sostenible de las ciudades a lo largo del tiempo.
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