Las aguas residuales que llegan a la depuradora de Eivissa no son tan saladas como aseguran los responsables del Instituto Balear de Saneamiento (Ibasan), según se desprende de un estudio elaborado por la Sociedad de Gestión de Servicios Urbanos (Sogesur) a petición del Ayuntamiento de Eivissa. En ese informe se especifica que para que se inhibiera la acción de los microorganismos del ciclo biológico de la depuradora sería preciso que el agua contuviera, aproximadamente, el doble de sal que actualmente. Sogesur realizó las mediciones el 14 de junio, un día después de la reunión celebrada entre el gerente del Ibasan, Mateo Horrach, los vecinos afectados, la Autoritat Portuària y representantes de los ayuntamientos de Eivissa y Santa Eulària.

Aquel día, Horrach señaló que el Consistorio es, en gran parte, responsable del hedor que produce la instalación, por no controlar la filtración de agua salada en los colectores. Ante esa acusación, los responsables municipales solicitaron a Sogesur la redacción de un informe que demostrase si esas aseveraciones eran ciertas. La empresa midió los valores y comprobó que en la estación de bombeo del colector «0» el contenido de sal era de 1.947 ppm (partes por millón); en la de ses Figueres, 1.723; en el paseo marítimo, 1.473, en la calle Carlos III, 1.723, en los andenes del puerto, 1.720, y en Bartomeu Rosselló, 1.686. Según se recuerda en el informe, «el valor a partir del cual se presentan problemas de inhibición del proceso de la depuradora puede fijarse en 3.500 ppm», el doble.