Los empresarios sugieren que las instituciones promuevan urbanizaciones que estarían dispuestos a cofinanciar.

En la Pimeef reciben «continuas quejas de propietarios de pequeñas y medianas empresas que no consiguen personal cualificado de la península porque o no encuentran una vivienda o los precios son desorbitados». Así resumía ayer la «situación límite» que está rozando el problema de la vivienda en Eivissa el responsable del Gabinete de Orientación Laboral (GOL) de Pimeef, Jose María Sánchez. Los datos que maneja este servicio junto con los de la asesoría laboral de la patronal son, recalcan, «muy preocupantes».

Restauración, hostelería y cafetería son los tres sectores más afectados por este problema aunque «es general», asegura Sánchez. La necesidad de recurrir a personal no cualificado o a acoger a trabajadores de la península en pisos que alquilan las propias empresas está provocando «una merma de la calidad del servicio y del producto que se ofrece al turista, por un lado, y supone un descenso en los beneficios de los empresarios que resta competitividad a los diferentes sectores económicos, por otro», aseveran.

A pesar de los esfuerzos, la Pimeef ha constatado que los trabajadores cualificados dejan de venir «tanto por la pérdida de poder adquisitivo que suponen los elevados precios de los productos básicos de consumo como por la dificultad de encontrar vivienda asequible», apunta Jose María Sánchez, que añade que «ahorrar es uno de los objetivos que mueven a estos trabajadores». Si este objetivo no se puede cumplir eligen otras zonas de la península «más asequibles».

Por si estos problemas no fuesen suficientes, las situaciones de hacinamiento en las viviendas por parte de los trabajadores que recurren a compartir piso para reducir los gastos de alquiler «es cada vez más frecuente» y esto está repercutiendo «de manera negativa en su bienestar personal y, consecuentemente, en la productividad de los empleados en sus respectivas empresas».

Otro problema al que se enfrentan los empresarios es que hay trabajadores de países del Este, principalmente, que acuden a Eivissa a trabajar a través de programas que promueven los organismos equivalentes al Inem en sus países. «Estos jóvenes crean problemas porque acaban dedicándose más a disfrutar de la isla que a trabajar», aseguran.