«Que haya suerte». Esta frase se repitió ayer con frecuencia en los 86 comercios adscritos a la campaña «L'euro al carrer» que finalizó cuando expiró la hora comercial. La medida, desplegada desde el pasado miércoles, ha pretendido propiciar un primer acercamiento con la nueva moneda, que convivirá con la peseta desde el 1 de enero al 1 de marzo de 2002, fecha en la que se instaure definitivamente.

Durante cuatro días los consumidores pudieron comprar productos en oferta cuyo precio sólo estaba marcado en euros, sin la equivalencia en pesetas. Pero lo que más éxito tuvo, más que la tarea de concienciación ante el cambio, fue el resto de propuestas paralelas que se desplegaron. Los clientes apuraron sus últimas compras para rellenar en las tiendas las participaciones que daban derecho a concursar en el sorteo de varios premios por haber comprado algún producto incluido en la promoción.

Lo que más echaron de menos tanto los propietarios de las tiendas como los consumidores fue la ausencia de papel moneda real. «La gente ve que el precio está en euros pero continúa pagando con pesetas, no tiene que pensar las equivalencias porque en los propios comercios se las hacen. Por eso pienso que campañas como esta son correctas, pero su utilidad es discutible en la medida que no se puede asimilar un cambio hasta que no se da de hecho. En enero veremos». Jesús, trabajador de la una farmacia incluida en la campaña, opinaba así sobre lo que supuso para él «L'euro al carrer».

La clausura se produjo a las 20'30 horas con la presencia de responsables de «Sa Nostra» y de Maurici Cuesta, edil de turismo.