El escritor Antoni Marí, el arquitecto Salvador Roig y el
periodista Carlos Garrido coincidieron ayer tarde en que Eivissa
atraviesa un momento crucial para su futuro, un momento en el que
hay que saber «parar y reflexionar» sobre cómo queremos construir
la isla de este siglo y, además, hacerlo de manera eficaz.
Marí, Roig y Garrido fueron los tres invitados de la mesa
redonda con la que se clausuró el ciclo Futurisme, que a lo largo
de tres sesiones ha pretendido hacer reflexionar a los ibicencos
sobre el camino que debe tomar la industria turística. Sobre el
talante de la población autóctona, Roig afirmó que son mayoría los
ibicencos «que todavía no son conscientes del patrimonio que
tenemos». El arquitecto habló de cómo se empieza por destruir la
casa payesa tradicional en busca de un hogar más cómodo o moderno y
se acaban dando situaciones, demasiado a menudo, de construcciones
que rompen totalmente el equilibrio con el paisaje o con la
historia de la arquitectura tradicional que, por cierto, afirmó que
pasa por un momento «fatal».
Antoni Marí, por su parte, criticó duramente el crecimiento
«arbitrario e interesado» de las últimas décadas y recordó los
orígenes del turismo, cuando se viajaba «con espíritu humanista» en
lugar de hacerlo como, en su opinión, se hace ahora, sin importar
el lugar que se visita y huyendo de la cotidianidad. «Hemos
renunciado a la agricultura, a la cultura propia,... Ahora no
podemos permitirnos el lujo de renunciar al turismo, pero es
fundamental establecer ciertas señales civilizatorias que hagan al
turista respetar el lugar que visita», comentó.
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