El presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró en el
Congreso que los emigrantes residentes en Argentina «decidieron
hacer valer sus derechos inscribiéndose en el censo electoral» y
recordó que los emigrantes eligen el lugar en el que inscribirse.
«No parece que nadie se haya arrepentido, que se ha sentido
manipulado, sino más bien que se está aplicando la ley» en un
intento de acercamiento de las comunidades a los emigrantes.
Tras recordar el resultado de las últimas elecciones
autonómicas, «que ganó el PP con 160.000 votos», Aznar consideró
legítima la unión «de seis o siete» partidos contra el PP pero
precisó que, desde esta premisa, no acepta «lecciones de respeto a
la voluntad popular». Añadió que mantenía a Matas como ministro
«porque hace una buena gestión y ha presentado un buen plan
hidrológico, cosa que molesta a alguno de ustedes bastante».
«No me responda eludiendo las responsabilidades políticas»,
insistió el diputado Llamazares, autor de la interpelación, que
opinó que el 'caso Formentera', la inscripción de varias decenas de
inmigrantes en el censo electoral de la isla, «afecta a los pilares
de la democracia, la limpieza de las elecciones y la utilización de
fondos públicos». A la petición de dimisión que hizo Llamazares se
sumaron las de los diputados del PSOE Teresa Riera y José Blanco,
quienes censuraron la actuación del ministro en su época de
president. Riera pidió a Matas que dimitiera «para evitarse a usted
un calvario y a nosotros, una vergüenza» y pronosticó que el ex
president «puede acabar como Cañellas: condenado por los tribunales
y abandonado por su partido».
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué,
defendió la «total transparencia y absoluta neutralidad» de las
oficinas consulares.
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