Entre diez y quince minutos. Este tiempo duró la llamada que
Nicolas Williams efectuó desde su teléfono móvil a una estación
radiofónica del sur de Gales para participar en un concurso. En un
principio tuvo suerte. Ganó el viaje a Eivissa para dos personas
que se sorteaba por la oyente número 105, cifra que coincidía con
el punto del dial en el que se sintonizaba la emisora.
La sorpresa le llegó después. Sus jefes habían decidido
despedirla por emplear su tiempo en otros menesteres diferentes a
la finalidad por la cual la pagaban. Previamente le habían avisado
para que colgara, pero había un viaje en juego. Así lo explican las
páginas del «Daily Telegraph» del pasado 13 de enero. La mujer,
soltera con un hijo, llevaba siete años sin vacaciones y para una
vez que la suerte le concedió unos días de asueto en una isla la
despiden.
La propia estación radiofónica se solidarizó con Nicolas
Williams. Le invitaron a los estudios en el programa matinal que se
emite a la hora del desayuna y la afectada no tardó en recibir
bastantes ofertas de empleo. El encargado del programa, Terry
Underhill, se mostró enojado por lo ocurrido y aseveró desde los
micrófonos que no entendía lo ocurrido y que los jefes de Nicolas
tenían que ser más flexibles. Desde la empresa se defendieron
alegando que así eran las normas de disciplina interna y que éstas
no podían cambiarse.
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