La Cruz Roja que opera en las Pitiüses se verá obligada en un
futuro cercano a contratar personal para cubrir el hueco que
dejarán los objetores de conciencia que cumplen el servicio
sustitutorio,ya que este colectivo desaparecerá paralelamente a la
profesionalización del servicio militar.
Este es uno de los asuntos prioritarios que se expusieron ayer
durante la celebración de la asamblea insular anual de la Cruz
Roja, en la que también se fijó el coste que supondrá la asunción
de la pérdida de la mano de obra gratuita de los objetores: 15
millones de pesetas, el coste de los salarios de cinco o seis
personas entre conductores y sanitarios», según aparece en el
informe anual. A esa cantidad hay que sumar los 44 millones
presupuestados para 2001.
Desde Cruz Roja se admite que supondrá un «duro esfuerzo»
equilibrar el presupuesto y que sólo podrán asumir los gastos
derivados de los servicios que presta con las aportaciones de las
administraciones municipales e insular: «Para afrontar los costos
de personal, mantenimiento y adquisiciones de material de apoyo -se
señala en el informe anual de Cruz Roja-, si no disponemos de
ayudas por parte de la Administración insular, implicándose con una
mayor participación económica, se hará muy difícil la continuidad
en la línea que la sociedad pitiusa no exige». Entre las soluciones
a este problema financiero está la de «establecer convenios de
colaboración que garanticen la estabilidad de la institución».
En Cruz Roja se congratulan de la cobertura en las playas
desarrollada durante el año 2000, así como de la puesta en servicio
de la Unidad de Rescate de Montaña.
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