La vida de un detective en Eivissa no corresponde a lo que normalmente recogen las películas norteamericanas. Su trabajo no engloba la persecución de criminales ni la intromisión en las labores propias de las fuerzas de seguridad. Tampoco se dedica en exclusiva a la detección de casos de infidelidad matrimonial. Esta profesión está regulada legalmente y el detective no puede salirse de las normas de actuación establecidas al efecto. La isla cuenta con un único despacho de detectives.

Ultima Hora Ibiza y Formentera ha abordado a los profesionales que dedican su tiempo a investigar las evoluciones de otras personas. Unos servicios que cumplen con la escrupulosidad que supone las exigencias de un contrato legal. Los instrumentos sofisticados, la pericia del detective, su capacidad de ser discreto y unas grandes dosis de imaginación completan la lista de ingredientes necesarios con las que estos profesionales deben saber convivir a diario.

El responsable del despacho de detectives ARF, señala que «nuestra profesión no tiene nada que ver con lo que reflejan las películas. El detective no vive al margen de la policía, tampoco se encarga de investigar asesinatos. Esto lo tenemos prohibido. Los delitos se salen de nuestras competencias. Hay que desmitificar la figura del detective. Es una profesión como otra cualquiera en la que se investigan conflictos laborales, siniestros, finanzas y cuentas industriales, relaciones personales o la dinámica de los contratos de arrendamiento. Si en el desempeño de estas tareas nos encontramos casualmente con algún delito, estamos obligados a comunicárselo al Cuerpo Nacional de Policía». Así retrata este detective la figura real con la que se presentan a la sociedad. Es una profesión que requiere unos estudios similares a una diplomatura, que ocupan tres años.