La residencia asistida de Cas Serres recibió 140 solicitudes nuevas
a lo largo del año pasado. La demanda de una plaza para este
servicio público ha sido constante en los últimos tres años. Como
casos prioritarios de carácter clínico, hay dos personas que están
a la espera de entrar en la residencia. La lista de espera se eleva
a 11 personas.
El centro sociosanitario, que tiene actualmente el 98 por ciento
de la ocupación, ofrece los programas temporales para descanso
familiar, las peticiones más frecuentes, o por periodos de
convalecencia.
La directora de la residencia, Josefa Marí, quiere «que estos
programas se afiancen, que sean más duraderos para poder dar salida
a toda la población», sobre todo en los meses de abril y mayo,
coincidiendo con la apertura de la temporada hotelera y en Navidad.
«Nos gustaría ofrecer más plazas para estos descansos», señaló
Marí.
La residencia aloja a 160 personas, de una ocupación máxima de
166, y da una media anual de 25 a 30 altas por descanso familiar o
por rehabilitación, aunque Marí precisó que «el objetivo es llegar
a 40». El tiempo de estancia de los programas temporales es muy
variable y puede llegar hasta cinco meses. Ante estos datos, Josefa
Marí opina que una segunda residencia «ayudaría mucho».
El centro de Cas Serres se construyó hace ocho años. En sus
comienzos, se barajaba una ocupación muy inferior a la que se tiene
actualmente: «Pensamos que había unas 20 o 30 personas totalmente
incapaces, pero se contabilizan unas 75 que necesitan cuidados
clínicos constantes».
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