Miles de personas se agolparon para decir a los Magos de Oriente qué es lo que querían de regalo. Foto: K.T.

Con la Estrella de Oriente como guía, los Reyes Magos visitaron ayer las localidades más importantes de las Pitiüses para ver de cerca a los destinatarios de todos los lotes de juguetes que han repartido a lo largo de esta madrugada. Melchor, Gaspar y Baltasar con sus coronas, sus capas y sus sacos cargados de caramelos desfilaron en elegantes carrozas acompañados de sus respectivos séquitos de pajes.

Los Tres Reyes Magos saludaron a miles de niños y niñas embelesados al ver en persona a unos personajes casi mágicos que después de sus compromisos con los desfiles y cabalgatas, trabajaron a lo largo de toda la madrugada para hacer llegar a pequeños y mayores los regalos y peticiones incluidas en los millones de cartas recibidas en las últimas semanas.

Los Reyes Magos llegaron al puerto de Eivissa con bastante puntualidad en el interior de una embarcación iluminada por la estrella de Belén y escoltada por una patrullera hasta el muelle. En los aledaños del mismo los niños esperaban impacientemente a que sus majestades descendieran del barco para estrecharles la mano. Este acontecimiento se produjo enseguida, a lo largo del pequeño paseo que los Reyes siguieron hasta una pequeña carpa real, de tonalidad roja, a la que se subieron antes de comenzar el trayecto en las carrozas.

Por espacio de hora y media las calles de Eivissa se vistieron de motivos orientales, los que mostraron los componentes de la comitiva. Las calles, repletas de gente, recibieron a sus majestades entre vítores y aplausos. Desde las carrozas los pajes reales no cesaron de arrojar caramelos, pelotas y diversos juegos, que recogió el público con una prontitud asombrosa. Los niños no tuvieron reparo en recoger hasta los que se quedaron en los sitios más escondidos, como debajo de los coches o en las vallas que separaban a los componentes de la cabalgata de los asistentes.