L a Escuela de Hostelería puso fin ayer al curso especializado de cocina mediterránea. Un examen sirvió para cerrar un mes y medio de clases intensivas y para evaluar el grado de conocimientos adquirido por los alumnos. Ayudantes y jefes de cocina han podido comprobar en este intervalo de tiempo las excelencias de una tendencia gastronómica en la que los pitiusos en particular y los baleares en general están directamente implicados.
A lo largo del mes y medio de lecciones, los cursillistas han elaborado platos tan cercanos como las ensaimadas o tan exóticos como los de la cocina argelina o balcánica. Como apunta el profesor del seminario, Antonio Arraez, «la experiencia deja una sensación muy agradable, cursos intensivos como este de 60 horas permiten conocer a los alumnos mejor que en los que son demostrativos de 20 horas. Es importante que además de demostrativos sean participativos, y el de cocina mediterránea lo ha sido. Es una satisfacción para mi comprobar cómo han evolucionado y cómo han sabido asumir los conocimientos».
El examen de ayer se convirtió en un test para comprobar si de verdad las clases han sido útiles para los alumnos. Éstos se sentaron unos en frente de otros ataviados con las indumentarias propias de unos gourmets de nuevo cuño que han sentido la llamada de la gastronomía mediterránea. Ahora sólo les queda recibir el certificado que acredite su asistencia y, si así lo desean, esperar al nuevo seminario. El día 11 de diciembre comienza el de decoración de mesas y servicios.
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