Las avestruces viven al aire libre y se adaptan perfectamente al clima ibicenco. Foto: M. FERRER.

Ante el rebrote del 'mal de las vacas locas' el mercado de la carne para consumo humano da a conocer nuevas alternativas al consumidor. Desde hace algunos años la carne de avestruz se ha ido introduciendo tímidamente en el mercado, trabajando sobre todo con restaurantes y presentándose como un producto natural y muy sabroso.

Joan Juan Ferrer, Joan Sitges, conoce a la perfección las cualidades y características de este manjar desconocido, ya que se dedica a la cría de avestruces en su domicilio de Sant LLorenç desde hace poco más de un año. «Había oído hablar de que la carne de avestruz era buena y cara», confiesa, «y eso fue lo que me animó a empezar con la cría de estas aves», explica. En la actualidad posee una pequeña explotación en su domicilio con 20 avestruces, «aunque he llegado a tener hasta 30 ejemplares». Se trata de ejemplares de 4 y 12 meses, que pueden llegar a alcanzar hasta 130 kilos de peso cuando son adultos y que se alimentan de «todo lo que encuentran», pienso natural, algarroba molida y forraje, y beben mucha agua, «hasta 40 litros diarios entre las veinte».

Estas aves, originarias de Àfrica, se están introduciendo poco a poco en la dieta mediterránea. Joan Sitges adquiere los polluelos en Barcelona cuando tienen mes y medio para después criarlos en su domicilio. «Se adaptan muy bien a nuestro clima y siempre están al aire libre», señala Sitges, quien destaca las grandes cualidades de la carne de avestruz: «No tiene nada de grasa ni colesterol y es de lo más sabrosa y jugosa y tiene la ventaja de ser totalmente natural».

El precio de los ejemplares varía según su peso y ronda entre las 35.000 y las 70.000 pesetas. En el mercado el kilo de carne de avestruz, normalmente presentada en filetes, está por las 4.000 pesetas, poco más que el apreciado solomillo de ternera.