Recuperar el aspecto originario de un viejo arcón o cambiar la cara de una silla aparcada durante años en un cuarto trastero deja de convertirse en una tarea difícil para los asistentes al curso de restauración de muebles organizado por el Ayuntamiento de Sant Antoni. De lunes a miércoles los alumnos acuden al local habilitado para tal causa en la calle Formentera para seguir las instrucciones que indica la profesora del seminario, Pepa López. Cada uno acude con el mueble que quieren reparar y aprenden a hacerlo ellos mismos.

«El taller pretende convertirse en una terapia ocupacional para una época en la que tras el ajetreo del verano se produce un parón. La gente necesita distraerse de alguna manera, y esta es una de ellas». Cada alumno lleva su ritmo, aunque depende del tipo de objeto a remodelar para que impriman una velocidad de restauración u otra. Normalmente los pasos que necesitan seguir se aprenden con rapidez. La nota común a todos los asistentes es, como señala la profesora, la capacidad de aportarse ellos mismos grandes dosis de ánimo. «Restaurar muebles requiere de mucha paciencia y los alumnos que tengo demuestran tenerla», continúa Pepa López. Además, todos ellos demuestran que son buenos compañeros. No les importa echar una mano al que tienen al lado mientras, por ejemplo, se seca el barniz que uno ha aplicado al objeto que reparaba.

Los materiales básicos necesarios para proceder a la restauración de un mueble son: lija, cuchilla, aceites, ceras, barnices y otros complementos tales como el color o los gatos. Al finalizar el taller los alumnos estarán preparados para convertirse en los 'manitas' de sus casas. Sabrán tapizar una silla, reparar un sillón o recuperar el aspecto de un viejo armario. Una tarea que, ante todo, sirve para ocupar el tiempo libre en la época otoñal. Habilidad, la justa. El mérito reside en las ganas que se tengan de ponerse manos a la obra.