L a lucha por la compra del islote de Tagomago se ha reducido a dos frentes. Sólo quedan dos interesados en adquirir este paraje natural. Se trata de un inglés y un austríaco. Ambos no han opuesto resistencia al motivo de la batalla: el precio a desembolsar. La cifra por la que se vende Tagomago, según informa la inmobiliaria que gestiona la compra, asciende a 850 millones de pesetas. Aunque desde la propia oficina se aclara que siempre, y por orden del dueño, el precio final se podría negociar.

El candidato más firme para hacerse con la isla es el austríaco, que ya ha visitado la mayoría de los rincones del islote repetidas veces, así como la mansión edificada por los antiguos propietarios, la familia alemana Zu Leinergen. Por su parte, el inglés sólo ha comprobado la belleza del paraje reconocido en la Red Natura 2000 desde el mar. La observación desde su yate le ha permitido divagar si finalmente pugnará con el austríaco por la compra de la isla de Tagomago.

Y es que lo que a priori se presumía que se iba a convertir en una subasta al mejor postor se ha transformado en una confrontación directa. Como se señala desde la inmobiliaria, en un principio había 16 personas interesadas. Aunque el tiempo ha demostrado que entre ellos existía un alto porcentaje de curiosos a los que les llamó la atención el reclamo empleado por la inmobiliaria: «Un paraíso exclusivo para personas exclusivas».

La cantidad que se pide es prohibitiva, sólo accesible para gente muy rica y caprichosa. Tener Tagomago en propiedad significaría contar con el privilegio de haber comprado una de las pocas islas privadas del Mediterráneo que se encuentran en venta. Además, el nuevo propietario estrenaría la mansión, de 600 metros cuadrados y con dos salones, un comedor, seis dormitorios dobles, solárium y piscina. Los traslados a la Eivissa no serían problema. Tagomago cuenta con un muelle propio y sólo dista de la isla una milla y media.