Dos de los profesores en el aula del Obispado donde imparten las clases. Foto: M. FERRER.

El curso nace con la intención de formar a aquellas personas que quieren trabajar en tareas, voluntarias o no, de educadores de actividades de tiempo libre». Juan Luis Cerdá, secretario de la Escola de Temps Lliure i Animació, define así el seminario que se inauguró ayer en la sede del Obispado de Eivissa. A las clases acuden alumnos a partir de los diecisiete años. Ellos saben que al finalizar el curso dispondrán de un título reconocido por el Govern que les dará derecho a trabajar de monitores en campamentos, colonias de trabajo y otras actividades que requieren la presencia de monitores de tiempo libre.

Desde ayer todos los miércoles y viernes se impartirán las lecciones. La temática de las mismas abarcará diferentes campos. La escuela cuenta con personal docente especializado en las áreas de psicopedagogía, técnicas de campismo, legislación, biología y salud. Un total de doce profesores transmitirán sus conocimientos a los alumnos, que asistirán a clases teóricas y prácticas. Las primeras se prolongarán hasta la primavera, época en la que los cursillistas accederán a las prácticas en lugares todavía por determinar. Allí demostrarán la capacidad educadora que han adquirido y las técnicas de campismo necesarias como para tener la responsabilidad de llegar algún día a llevar un campamento de verano.

La experiencia necesaria para subir el escalón a director es de dos años, aunque de momento los alumnos prefieren pensar en el primer paso que han decidido dar, el de monitor. No obstante, su labor no podrá ser reconocida hasta que presenten una memoria de la experiencia que hayan tenido por un período mínimo de dos meses en alguna institución u ONG, como Cruz Roja. Podrán actuar contratados o desempeñando el papel propio del voluntariado. Aunque lo importante es que obtengan el reconocimiento final por las tareas desempeñadas bajo la forma de una firma del responsable del lugar en cuestión.