Cuatro jóvenes pertenecientes a una generación que no tendrá que responder a la llamada del ejército. Foto: M. FERRER.

Las historias de la mili dejarán de existir. Hoy se celebra el último sorteo de asignación de destinos. El reemplazo correspondiente a esta suerte pasará a la posteridad por ser el último de una obligación que existía desde las Cortes de Cádiz de 1812. La evolución de las fuerzas profesionales ha permitido que lo de las armas deje de tomarse en serio. Desde ahora irá el que tenga vocación, porque los quintos nacidos a partir del 1 de enero de 1983 se libran del servicio militar. Cuatro de estos afortunados para unos, lo contrario para otros, estudian en el instituto de Blanca Dona y Ultima Hora Ibiza y Formentera ha querido conocer de cerca sus impresiones al respecto.

Se llaman José Antonio Pérez, Miguel Bonet, Miguel Torres y Toni Torres. Ellos son cuatro de los muchos jóvenes que nacieron en 1983 y que no tendrán que acudir a filas. José Antonio sostiene que «es estupendo no tener que hacer la mili porque así puedo dedicar el tiempo a estudiar». En cambio, Miguel Bonet se ha quedado con las ganas de conocer de cerca el entorno que ha dado pie a tantas historias familiares. «Algo siempre queda, tanta gente que la ha hecho y ahí están. A lo mejor es que ha sido una buena experiencia. Dicen que es malo pero siempre se cuentan buenas historias de la mili», señala el joven.

Sin embargo, para Miguel Torres la supresión del servicio militar es algo normal porque «ya no hay tantas posibilidades de que haya guerras en Europa, por lo que está bien que el que quiera comprobar qué se siente, lo haga de manera profesional». Su compañero Toni insiste en que la mili ha sido siempre una pérdida de tiempo «que sólo era buena para aquellos que no tenían otra cosa que hacer, pero molesta para los que estaban ocupados en los estudios o en el trabajo».