Por Formentera corrían ayer motos de marcas tan históricas como la BSA inglesa representada con un espectacular modelo sidecar; italianas como la Moto Guzzi, la Ducati o la MV Augusta; francesas como la Peugeot y, básicamente, las españolas Montesa, Bultaco, Ossa, Sanglas, Derbi y Lube. También una vetusta DKW, Auton Unión en vehículos de cuatro ruedas, deslumbraron con sus bruñidas depósitos, sus llantas de radios y el cuidado de cada uno de sus detalles.

No se trataba del rodaje de una película ambientada en los años cuarenta o cincuenta, ahora que nuestras islas se han convertido en un plató privilegiado, sino de la VII Vuelta a Formentera organizada por el Club de la Moto Clásica de Eivissa y Formentera.

Uno de los aspectos más destacables de la concentración de ayer fue la presencia de una Colomet, marca mallorquina de corta historia y larga fama, o de una Cofersa y una Sadrián fabricada en Murcia con motor Hispano Villiers. Formentera aportó a la concentración una Peugeot 125cc. de los años 50 perfectamente restaurada.