En la imagen, la actual parroquia, que se aprovechará como parte del nuevo edificio. Foto: M. FERRER.

La densidad de población en el barrio de Can Escandell ha aumentado vertiginosamente en los últimos años, al tiempo que el Ayuntamiento de Eivissa iba dotando a la zona de algunos servicios mínimos. Sin embargo, si algo no ha crecido en la zona es la pequeña parroquia de San Pablo, con capacidad para tan sólo 80 personas. Ahora, desde el Obispado y la parroquia de Nuestra Señora del Rosario se ha iniciado una campaña para recaudar los 80 millones de pesetas necesarios que costará levantar la nueva iglesia de San Pablo, que tendrá una capacidad para 250 personas y espacio para, entre otras cosas, habilitar un salón social para que se reúnan todos los vecinos.

Por el momento el proyecto de esta nueva iglesia, elaborado por un despacho de arquitectos valencianos, ya ha sido entregado en el Consistorio, que ha pedido unas mínimas correcciones sobre el original. San Pablo será la primera iglesia que se construye en las Pitiüses desde hace nueve años, es decir, desde que se levantó de la iglesia del Rosario, situada en la calle Isidoro Macabich.

Sin embargo, y como señala el cura del Rosario, Juan Manuel de Souza, el proyecto de San Pablo no es exactamente un nuevo templo, puesto que el edificio aprovechará en su totalidad la antigua parroquia y se construirá en el espacio anexo el resto de iglesia, que incluirá una sacristía, presbiterio, y los bancos que deben acoger a los más de dos centenares de creyentes, además de una pequeña zona ajardinada.

Sin embargo, uno de los aspectos que más atraen de este proyecto es la fórmula de financiación que se ha buscado. «Se va a construir una iglesia a la vieja usanza», señala el párroco del Rosario. Esto es: el vecino que sepa y quiera pintar lo podrá hacer, al igual que ocurrirá con los que puedan poner baldosas, levantar paredes o colocar tuberías. «Es la mejor manera de implicar a todos los habitantes de la zona en un proyecto que, en el fondo, es el suyo», señala Souza.