El Salón de Plenos del Ayuntamiento de Eivissa fue ayer escenario de la entrega de las Medalles d'Or Ciutat d'Eivissa, distinción que llevaba siete años sin concederse, en un acto que fue seguido por personalidades del ámbito político, social y cultural de la isla y numeroso público a través de la megafonía instalada en el claustro, lugar en el que tras el acto protocolario se organizó una recepción.
En el discurso de presentación el alcalde, Xico Tarrés, destacó la talla humana de los condecorados y matizó que las medallas representan «un agradecimiento de toda la ciudad a dos de sus hijos que han dedicado su vida a mejorar la de sus conciudadanos».
La ceremonia prosiguió con la entrega de las medallas, primeramente y a título póstumo a Antoni Albert, recogida por su nieto Pedro Caldentey Albert, quien en un breve discurso agradeció en nombre de su familia «el reconocimiento a la vida y méritos en la enseñanza» de su abuelo, una figura «pedagógica y educativa de gran relevancia» en Eivissa tal y como señaló Joan Prats, encargado de señalar los méritos por los que Antoni Albert había sido condecorado.
A continuación, Misse García presentó a Llanos Lozano como una persona «amena y abierta que estimulaba la capacidad reflexiva de sus alumnos». La catedrática de Filosofía recibió la medalla de manos del alcalde de la ciudad y en un breve discurso, para el que se vio obligada a tomar la respiración y que finalizó con unas cariñosas palabras en catalán expresó su agradecimiento y el importante papel que representa la docencia como vehículo de cultura, y se mostró muy dichosa y a la vez emocionada «por haberme dado la más alta distinción que podría ser de hija de hija predilecta».
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