Los vecinos de Dalt Vila han calificado el cierre al tráfico rodado
de este barrio como «una imposición dictatorial». Según los
residentes, la medida ha sido tomada de forma unilateral por el
Ayuntamiento de Eivissa, «sin consensuarla con los vecinos ni los
comerciantes de la zona». Además, denuncian que esta iniciativa es
«ilegal» porque, a pesar de haberlo pedido en las dependencias
municipales, «no han proporcionado a los residentes la normativa o
el reglamento que autoriza esta actuación», declaró el portavoz de
los afectados, Toni Villalonga.
Asimismo, los vecinos de Dalt Vila, que han recogido 150 firmas
en contra del cierre del barrio, reclaman que el Consistorio
realice un estudio previo de la problemática de la zona antes de
llevar adelante «algo tan drástico». «Con esto tan sólo conseguirán
que se convierta en un gueto, ya que aumentará la delincuencia»,
aseguró Villalonga. En esta línea, los vecinos también criticaron
que no se hayan contemplado soluciones alternativas para los
posibles efectos perniciosos de la limitación del tráfico.
El Ayuntamiento de Eivissa ha hecho públicas las condiciones
para el acceso a Dalt Vila de los vecinos de la zona. Así, los
ciudadanos residentes tendrán que acceder al recinto por la calle
Jaume I. En este punto deberán pasar la tarjeta magnética que les
brindará el Consistorio por el aparato detector, que comprobará la
validez de la tarjeta. Así, los bolardos que impiden la entrada
indiscriminada de vehículos se comenzarán a retirar y, cuando el
semáforo pase de luz roja a ámbar intermitente, el conductor podrá
entrar en Dalt Vila.
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