ÒSCAR RIBAS - JOSÉ MIRANDA Ricardo Urgell (Barcelona, 1937) es la causa de que en el mundo haya más de 60 discotecas con el nombre Pachá. No son todas suyas "sólo una veintena ha estado o está a su nombre", pero es el creador de un nombre y un logotipo que conoce toda Europa, media América y buena parte del resto del mundo. Es, como él mismo reconoce, una de las personas que más saben de este negocio, en el que lleva desde 1967, cuando fundó la primera discoteca de ese nombre en Sitges.

Al hablar de su vida, recuerda los inicios del Pachá de Eivissa: «Inauguré el primero en Sitges en 1967 y fue un éxito total, así que, como todavía era joven, me empeñé en hacer más discotecas. En 1971 abrí una nueva en Madrid, que fue muy bien aunque no era marca Pachá. Entonces pensé a dónde me iba para seguir inaugurando locales. Primero miré en Mallorca, pero no encontré el emplazamiento adecuado. Casualmente, en 1969 viene de vacaciones a Eivissa y descubrí algo mágico. En aquella época tenía muy poco dinero, por lo que buscaba socios a pesar de que la gente me decía que aquí sólo había cuatro hippies, que, además, los acabaron sacando a todos a patadas».

Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Por eso, si se le pregunta si las grandes salas de fiesta de la isla se han vendido a los promotores de fuera, si simplemente alquilan paredes, especialmente a los británicos, da razones de peso: «Una vez un inglés me dijo que los españoles, cuando vamos a coger un taxi, nos amontonamos todos, mientras que ellos se ponen en fila india. Los ingleses pagan y callan y a los españoles ni Dios les hace pagar. España, normalmente, es un país de morro. Por mucho que pongamos a los ingleses de gamberros, son mucho más civilizados que nosotros. En nuestro país queremos vivir de la invitación y de las mil historias: cualquiera que me encuentro paseando me saluda únicamente para ver si le doy un pase para la discoteca». Una noche con británicos, Pachá puede hacer de caja cuarenta o cincuenta millones de pesetas; una con españoles, diez.