Dos estudiantes entregan al obispo uno de los presentes que le llevaron en la procesión jubilar de ayer por la mañana. Foto: O. R.

Los estudiantes del colegio Nuestra Señora de la Consolación celebraron ayer el final de sus clases de una forma muy especial. Los alumnos realizaron por la mañana la última de las procesiones jubilares a la Catedral de Eivissa, que se han venido haciendo a lo largo de estos últimos meses con los diferentes centros educativos concertados. El numeroso grupo de alumnos comenzó su marcha a las diez y cuarto hacia Dalt Vila.

Allí les esperaba el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés Soriano, quien se encargó de oficiar la misa. La liturgia estuvo acompañada de la música de guitarras. Además, todos los alumnos habían recibido unas fotocopias para que acompañaran el acto con sus canciones. Durante el acto, los estudiantes entregaron al obispo un buen par de recuerdos, como murales sobre la paz o banderas del centro. Una vez acabada la misa los alumnos enfilaron el camino de vuelta hacia la Consolación, donde les esperaba quizá el momento más amargo del día: la entrega de notas.

Este no fue el único acto previsto para ayer, puesto que todos los estudiantes y profesores del centro celebraron una despedida muy especial: la de una maestra, Remedios, y la portera del centro, Micaela. Esta última ha prestado sus servicios en la Consolación durante nada menos que 30 años. Ya por la noche se celebró la entrega de becas a todas las estudiantes del colegio que han cursado 4º de ESO y que, por tanto, abandonan el centro para continuar su formación.