Gabriel Garcias, director de apartamentos «El Puerto» o Margarita Cárdena Sánchez, propietaria del Bar «sa Calima» son sólo dos de los muchos nombres que han firmado una carta de protesta con la que los vecinos y comerciantes de la calle Carlos III pretenden acabar con los malos olores que se desprenden de las alcantarillas del barrio de es Pratet.
Con este gesto quieren dejar constancia de una situación que se viene manteniendo «desde hace más de dos meses», subraya la restauradora, y que supone una situación insostenible, tanto a nivel de mantenimiento de sus respectivos negocios como cívico. De hecho ellos se erigieron portavoces de una cuestión que ha repercutido negativamente en la clientela, ya que al hedor se sumaban mosquitos e insectos.
El problema se remonta a la reconstrucción del alcantarillado urbano con el objetivo de que las épocas de lluvias tuvieran una mínima repercusión, ya que las precipitaciones han anegado el centro durante años.
Para ello se realizaron trabajos de reconstrucción de los canales pluviales y de conducción de las aguas fecales que, al parecer, no se han concluido de manera satisfactoria. Ayer mismo, la alcantarilla situada frente a una lavandería reventó, expulsando los desperdicios. Una situación que constata los límites a los que se ha llegado y que precisa de una solución inmediata.
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