Por una vez, los turistas dejaron de mirar y se convirtieron en las
estrellas. Buñuelos, trajes típicos y pasacalles, rendían homenaje
a las miles de cámaras de fotos y ojos atentos que durante meses
les hicieron a ellos protagonistas. Con los papeles invertidos, los
ibicencos quisieron dar las gracias a unos visitantes que
transforman la isla y suponen una de sus principales fuentes de
ingresos.
En un intento por aunar contenido social y espíritu festivo,
tres trabajadores, Ramón Molio Cabanillas, María Dolores Rodríguez
y José Ortega -el primero de ellos a título póstumo- recibieron un
homenaje por parte del Ayuntamiento de Eivissa en los actos que se
celebraron a partir de las ocho de la noche en la Plaza del Parque
y cuyo inicio corrió a cargo de la Colla de Vila. Por vez primera
se incluyó este tributo en los festejos con el objetivo de recalcar
la vertiente humana de esta fecha, según señaló el regidor de
Turisme, Maurici Cuesta, quien saludó al público asistente en
inglés, francés, castellano e ibicenco.
Tanto Sant Josep -en torno a los puntos de Platja d'en Bossa,
Port des Torrent y proximidades del Recinto ferial- como Formentera
quisieron sumarse a los actos. Concretamente el consistorio de la
isla vecina quiso distribuir los actos programados en dos puntos
tradicionales de visitantes: por la mañana en el puerto de la
Savina y por la tarde en es Pujols. En la primera de las citas,
además de un díptico informativo, los sorprendidos veraneantes
fueron obsequiados con una rosa y una degustación gastronómica. l
Nieves Ibarrondo/Guillermo Romaní.
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