Sus nombres no son portada de ninguna revista pero fundamentales en nuestras páginas y la cotidianidad de turistas y residentes. Sin ellos todo sería un caos. Desde aquí vaya un agradecimiento simbólico pero sincero y más que merecido en los rostros de estos trabajadores natos que facilitan y posibilitan el descanso del resto. Ahora les toca a ellos disfrutar de unas merecidas vacaciones. Las últimas de este siglo.

Francisco es el propietario de un restaurante en ses Figueretes
Consciente de que es duro el trabajo de la hostelería durante los meses de verano, «Paco», como le conocen todos sus amigos, no escatima esfuerzos para denunciar injusticias administrativas a la hora de obligar a los establecimientos una serie de condiciones para la mejora del servicio. Francisco piensa que muchas veces estas condiciones son desproporcionadas. Esperemos que la situación mejore para el próximo verano.

Pilar es jefa de recepción del Hotel Presidente en Portinatx
Pilar lleva 28 años viviendo una doble vida: la de los trabajos de temporada. Durante el verano se encarga, como jefa de recepción del Hotel Presidente de «reservas, facturas y coordinar al «personal», mientras que en invierno abandona el uniforme azul y blanco, y procura descansar en Villamañán, un precioso pueblo de León. Sobre todo se va a la Península para ver a la familia y huir del estrés.

Antonio, desde los 16 años repara motos en un taller de Eivissa
Personas como Antonio Comas, el propietario del taller Motos Kowas, dedicadas en cuerpo y alma a su trabajo merecerían el aplauso de muchos. Este hombre sencillo, menudo pero de una amabilidad envidiable, se presenta a sus clientes como si fueran su propia familia. Cuida a las motos como a piezas de museo y no esconde ningún detalle de su vida personal y dice que el hecho de estar soltero le ha animado para continuar con las máquinas.

Francisco Manuel, el corazón de Almería que limpia las calles de Eivissa
Este mes cumple 16 años en la isla. Una tierra a la que, con el paso del tiempo, le ha cogido cariño, aunque, dice: «las raíces de uno nunca se olvidan y hasta se extrañan un poco». Ahora es, con su uniforme azul, el hombre que limpia a golpe de escoba las calles céntricas de la ciudad de Eivissa. Su verdadera profesión es la de albañil y como buen andaluz es extrovertido, abierto y siempre dispuesto a responder con una sonrisa.