Se esperaba más asistencia, se esperaba mayor entrega del público, se esperaba más de todo. El concierto que ayer presentó al tándem Fangoria en la discoteca Privilege, integrado por Nacho Canut y Alaska, no cumplió con las expectativas de asistencia previstas por los organizadores.

La artista de origen mexicano repasó temas muy marcados por ritmos disco que animaron el cuerpo de los casi 300 asistentes al concierto. Una lástima como tributo a la que fuera la precursora de la música psicodecibélica de la movida madrileña de los ochenta. Quizá la inmensidad de Privilege sumió injustamente en el olvido a esta artista que inició su carrera con éxitos como «Mi novio es un zombi» o «Bailando», y que el año próximo sacará un nuevo álbum.

Eivissa se quedó demasiado lejos de valorar el talento de Nacho Canut y Olvido Gara. Pocos fueron los españoles de la generación perdida de aquellos sábados embrujados de «La bola de cristal» quienes se acercaron para ver ayer en directo a la tímida Alaska. Una lástima que deja paso en la isla a los ritmos techno. Esto ya no es lo que era.