La Conselleria d'Agricultura del Govern tiene registradas actualmente en las Pitiüses 2.358 licencias de caza, lo que supone 300 licencias más que el año pasado y una cifra récord en Eivissa y Formentera. Los aficionados podrán echarse al monte a partir del último domingo de este mes, cuando se abre la veda del conejo en las Pitüses.

Durante el periodo comprendido entre esta fecha y la apertura de la caza menor (primer domingo de octubre), sólo se permite cazar con perros. En Eivissa y Formentera, el periodo de media veda comprende los días 15, 22 y 29 de agosto y el 5 de septiembre. Estos días también se puede cazar la tórtola y el tudón sin perros. El conejo puede seguir capturándose con perros, sin escopeta.

En las Pitiüses, la caza de palomas salvajes y de bosque está prohibida expresamente por el Govern. Los profesionales también deben tener en cuenta que no pueden practicar en ninguno de los acantilados de las Pitiüses, en los islotes o el la Reserva Natural de ses Salines. La legislación pone varias limitaciones en los procedimientos utilizados para la captura. Así, está prohibido usar animales ciegos o mutilados como cebos, los reclamos mecánicos, los dispositivos eléctricos, las fuentes luminosas artificiales, las redes no selectivas y el uso de venenos o la asfixia mediante gases.

La temporada de caza en las Pitiüses se estrena con un problema que, por el momento, sigue sin solución: el de los cerca de 500 aficionados que existen en las Pitiüses que no tienen acceso a los cotos, según los cálculos de las asociaciones del sector.

Estos cazadores proceden mayoritáriamente de la Península, y se les ha negado el acceso a los cotos debido a que no son nacidos en ningún municipio de las Pitiüses, un requisito indispensable que contemplan los estatutos de todas las propiedades que existen en las islas.

A pesar de que el Consell Insular ha intentado mediar en el conflicto y les ha ofrecido comprarles un terreno para ejercer la caza, los aficionados peninsulares se han negado al considerarse discriminados. Estos cazadores, que se han manifestado varias veces para exigir entrar en los cotos de Eivissa y Formentera, siguen actualmente sin encontrar una solución.