La doctora María José Maicas, del Servicio de Psiquiatría del
hospital Can Misses, está más familiarizada con casos de depresión
o ansiedad. No obstante, los trastornos alimentarios, como la
anorexia y bulimia, están siendo tratados en el hospital ibicenco
pese al desconocimiento por parte del usuario de la sanidad pública
que, en ocasiones, opta por desplazarse fuera de la isla para
atender estas patologías.
«Vemos menos casos porque hay muchas personas que no pasan por
aquí. Se piensa un poco que la psiquiatría es sólo para los locos,
pero aquí se tratan todos los problemas de tipo psicológico»,
afirma la doctora Maicas. Sin embargo, en estos últimos meses se ha
detectado un incremento del diagnóstico de nuevos casos de
trastornos alimentarios que la especialista atribuye al cambio de
estación, que es mucho más claro en este tipo de patologías.
Balears cuenta desde finales de mayo con una unidad de
tratamiento para anorexia y bulimia. Una vía «de tercer nivel», a
juicio de Maicas. La especialista defiende que «es preferible hacer
el tratamiento en el lugar donde la persona reside, porque el
tratamiento de la anorexia no es de un mes, sino que lleva mucho
tiempo».
Reconoce que nunca se ha encontrado en esta tesitura, pero la
doctora Maicas es partidaria de la intervención judicial en los
casos más extremos, cuando se llega a deteriorar el estado orgánico
de los pacientes, «cuando ves que la vida de la persona puede estar
en peligro».
«Está en los huesos, pero se ve como una
vaca»
El psiquiatra Javier Ruiz, del Patronato de Salud Mental, atiende
los trastornos alimentarios de pacientes hasta que cumplen los 18
años, fecha en que los remite al hospital Can Misses. La voz de
alarma llega cuando la delgadez extrema se convierte en enfermiza.
«Una cosa es que te mires al espejo y no te guste el tipo que
tienes y otra es que estés en los huesos y te veas como una vaca»,
apunta Ruiz. Anorexia y bulimia están en estrecha relación, pero el
estereotipo de cada una de las pacientes no tiene similitud: «La
anoréxica no come, pero le puede gustar preparar comidas y que
coman las demás. Es una mujer responsable, seria, estudiosa,
inteligente, voluntariosa pero con menor capacidad para las
relaciones interpersonales. Al contrario que la bulímica, más
abierta, expansiva y sociable, pero más inconstante».
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