La localización de más de tres toneladas de carne de pollo
procedente de Bélgica, sospechosas de estar contaminadas por
dioxinas "un producto considerado cancerígeno", ha provocado que
las ventas de este producto se reduzcan a más de la mitad en la
isla, según el presidente de la Asociación de Carniceros, Guillermo
Rodríguez.
En muchas de las carnicerías del Mercat Nou de Eivissa colgaban
ayer extensos informes que certificaban la procedencia española de
los productos avícolas. Sin embargo, pese a todos estos documentos,
las amas de casa prefirieron no arriesgarse a comprar pollo, como
explicaban todas las dependientas consultadas ayer por este
periódico. La mayoría de productos avícolas que se pueden adquirir
en las Pitiüses procede del Levante español, según una dependienta.
«Las señoras que vienen a comprar leen el cartel y se tranquilizan,
aunque siempre les queda la duda, con lo que prefieren quedarse con
carne de ternera, por ejemplo», explicaba ayer una vendedora del
Mercat Nou.
La carne de cerdo y los huevos también vieron afectadas sus
ventas, según Rodríguez, ya que se han dado casos de contaminación
en los productos de este tipo procedentes de Bélgica. Sin embargo,
el presidente de la Asociación de Carniceros mantiene que toda la
carne de pollo que se puede adquirir en las Pitiüses es de origen
español y no ha estado en contacto con elementos tóxicos: «Los
pollos belgas son congelados; aquí no llega ninguno fresco. Además,
todos los que vendemos en la isla tienen su sello de garantía»,
mantiene Rodríguez.
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