Nuria Fernández y Arancha Martínez, ambas psicólogas de la Asociación Juvenil Amiticia con sede en Palma, son las encargadas de preparar a los monitores para hacerse cargo de la situación «en caso de que en cualquier actividad, taller o campamento que preparen se encontrasen con que participa una persona con discapacidad», comenta Arancha Martínez.
Las dos psicólogas están de acuerdo en que tras ofrecer una breve base teórica ( qué supone una persona con discapacidad o qué tipos de discapacidades existen) el curso debe centrarse sobre todo en la parte práctica. Nuria Fernández destaca la necesidad de saber hasta dónde llegar. A menudo, trabajar con discapacitados es una calle de doble dirección: «Por un lado, hay que estar muy pendiente, ya que la mayoría no tiene sentido del peligro. Pueden, por ejemplo, tirarse a una piscina sin saber nadar», comenta. En este sentido, necesitan una atención constante. Sin embargo, al mismo tiempo, hay que tratar de que hagan por sí mismos el mayor número de cosas posible. «A veces, tardan mucho en vestirse, y la prisa nos lleva a hacerlo nosotros. Pero esto es contraproducente para su desarrollo».
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