La contemplación de una guerra tiene siempre dos perpectivas. A
miles de kilómetros de distancia es además, el resultado de dos
actitudes muy diferentes. Los serbios ibicencos, no son, en este
sentido, una excepción y sus opiniones oscilan, entre la rotundidad
y la certeza de Miroslav Novkovic a la presencia anónima de un
emigrante que prefiere no dar más que una condena rotunda al
desenlace de una contienda que se prolonga desde hace meses y cuyos
antecedentes se remontan a siglos atrás.
Ambos tienen familia allí, primos y tíos por los que temen y a
los que hace mucho tiempo que no visitan pero, mientras las
palabras del primero se entrelazan de manera vertiginosa para
«condenar la agresión a un país soberano y libre», el segundo evita
un tema del que escapó hace años: «Vine a esta ciudad en 1984
huyendo de una situación política conflictiva, para esconder mi
alma de los problemas que allí ocurrían. Sólo quiero vivir
tranquilo». Un desconocido que no pretende hacer de su nacionalidad
una profesión» y aboga por «la sabiduría de las partes para
encontrar una solución».
Para Miroslav, sin embargo, sí hay un culpable claro: «Occidente
se ha convertido en el pelele de los EEUU. Resulta patético ver el
papel que ha desempeñado la ONU en todo esto», lamentando el
fracaso de unas negociaciones en las que «no querían llegar a un
acuerdo. Se trataba de imponer unos criterios que para el estado
yugoslavo resultaban totalmente inaceptables».
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