Ciudadanos de Formentera se concentran para exigir «un gobierno y un Consell en plenitud». | Toni Planells

La plaza de Sant Francesc de Formentera acogió este jueves por la tarde una manifestación histórica en la que un total de 36 entidades de la sociedad civil se unieron para exigir soluciones ante la crisis política que mantiene al Consell de Formentera en un estado de parálisis desde hace casi un año. Bajo el lema Deim Prou (Decimos Basta), la concentración congregó a colectivos vecinales, deportivos, empresariales y culturales, en un grito unánime de hartazgo hacia la inestabilidad gubernamental que reunió a unos tres centenares de formenterenses, 220 según los cálculos de la Policía Local de la pitiusa sur.

Clamor transversal

La protesta, promovida inicialmente por la Associació de Veïns Illa de Formentera, se convirtió rápidamente en un movimiento de amplio alcance. Federaciones como la Pimef, la Asociación Hotelera, la SD Formentera y el grupo deportivo s’Espalmador estuvieron presentes, junto con asociaciones vecinales como las de la Savina, es Caló y la Mola. La presidenta de esta última, Verónica López, asumió el papel de portavoz, destacando que la convocatoria no tenía intereses políticos, ya que incluía representantes de todas las ideologías. López enfatizó que «no es tolerable» mantener la actual situación de desgobierno hasta 2027 (año en el que se agotaría esta legislatura) y llamó a la responsabilidad de los partidos para acabar con lo que calificó como una «imagen lamentable» del Consell de Formentera al que exige que «coja el timón» y que «busque soluciones, dialogue y encuentre un consenso». «Ha costado demasiado llegar a tener el Consell para que ahora esté a la deriva», añadía la organizadora sin ocultar la sensación «de rechazo, indignación y descontento».

De manera insólita, los propios partidos políticos del Consell, incluido el presidente Llorenç Córdoba, manifestaron su apoyo a la protesta, pese a que el mensaje iba dirigido contra su incapacidad de alcanzar consensos entre representantes políticos. Sin embargo, no se pudo ver a ninguno de los miembros del equipo de gobierno durante la manifestación.

Ciudadanía agotada

El mensaje central de la concentración fue claro: basta de excusas. Los vecinos de Formentera, representados por un mosaico de colectivos, reclamaron un cambio inmediato en la gestión política, que permita superar el bloqueo institucional y avanzar en las necesidades de la isla mostrando una significativa tarjeta roja ante la sede del Consell.

El apoyo de todos los partidos a esta protesta, a pesar de que la crítica los incluía a todos, no hizo sino reforzar el sentimiento de incredulidad entre los asistentes, quienes exigen soluciones reales y no declaraciones vacías. Así lo manifestaba Lina, que reconocía que «no tengo palabras para describir esta situación: es indignante». La vecina de Formentera subrayaba que «en Formentera los gobernantes siempre han sabido sentarse a hablar y llegar a consensos. Nadie se esperaba que un gobierno pudiera llegar a hacer un desastre como este; esto no se ha visto nunca en la historia de Formentera».

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Rosa Rodríguez, una de las organizadoras desde la plataforma SOS Vivienda, esperaba que «después de esto a los políticos les haga un ‘click’ y se den cuenta de que no tienen más narices que arreglar la situación. Lo han hecho todo mal». Rodríguez reconocía que «este tema se ha convertido en el que ocupa todo en Formentera y ya estamos hartos de pasar esta vergüenza».

La manifestación de este jueves pretende marcar un antes y un después en la política de Formentera, enviando un contundente mensaje: la paciencia de los ciudadanos ha llegado a su límite. Solo falta que la clase política sepa ponerse a la altura.

El origen

Cabe recordar que la grave crisis política en Formentera comenzó cuando el presidente del Consell, Llorenç Córdoba, afirmó que podría dejar de apoyar incondicionalmente al Govern. Tras quedar en el equipo de gobierno insular únicamente junto a otro conseller de Sa Unió, las formaciones han exigido en reiteradas ocasiones sin éxito la dimisión del presidente, que se aferra al cargo, e incluso han intentado negociar entre ellas, también sin éxito, una moción de censura para quitarle la presidencia del Consell.

La pasada semana, el presidente Córdoba denunció «presuntas irregularidades y delitos», sin especificar en concreto a qué casos concretos se refería, que habría detectado desde que llegó al Consell, un hecho desmentido después por Sa Unió y por otras formaciones en la oposición.

Al mismo tiempo, Córdoba ha sido denunciado ante Fiscalía por presunta malversación de fondos. Éste habría utilizado con fines «puramente privados» los servicios de un funcionario, según un escrito presentado ante Fiscalía por la Comisión de ética y buen gobierno del Consell.