Moritz Werner es el historiador que ha conseguido el cambio de nombre. | R.I.

La insistencia de un historiador residente en Menorca, Moritz Werner, ha logrado que la localidad de Sant Francesc Xavier, en Formentera, pase a llamarse oficialmente Sant Francesc de Formentera.

«El tema de la normalización lingüística siempre me ha preocupado y he ido presentando instancias en las diferentes instituciones públicas cuando he ido detectando errores de cualquier tipo», comenta el historiador.

Revisando topónimos de Baleares, Werner comprobó que, en relación a Formentera, en documentos oficiales todavía se utilizaba el nombre de San Francisco Javier. «La Ley de normalización lingüística es muy clara al referirse a los topónimos y hay además un decreto que indica que el nombre de la capital de la isla es Sant Francesc de Formentera. Con esta información, mandé una primera instancia al Consell», relata.

Este primer trámite fue registrado el pasado diciembre y, al ver que no obtenía respuesta, Werner se dirigió incluso al Defensor del Pueblo para solicitar su amparo, instando esta entidad al Consell de Formentera a realizar el cambio de nombre. A mediados de junio, el historiador recibió una primera notificación de la institución insular asegurando que se iniciaban unos trámites que ya han finalizado.

«Si uno busca en el Registro de Entidades Locales verá que está corregido», insiste Werner, quien considera que cualquier cartel o documento en el que apareciera el nombre de Sant Francesc Xavier o su versión en castellano deberá ser cambiado.

La intervención de este historiador no se limita sólo a Formentera y también en Ibiza ha optado por dirigirse al Consell para que corrija el nombre de la isla, oficialmente inscrito sólo en castellano. «Pedí a la institución que el topónimo oficial sea Eivissa. Me respondieron que querían usar los dos nombres -Ibiza/Eivissa-, aunque desde mi punto de vista la normativa es muy clara y no hay duda. Entiendo que lo hacen por motivos turísticos, pero no creo que sea un problema. Este uso bilingüe creo que es infravalorar más el carácter oficial de la lengua catalana», asegura.

El historiador ha remitido el caso ibicenco a la Obra Cultural Balear para que actúe en consecuencia.

Con unas cien instancias presentadas en todas las Baleares, cerca de la mitad han sido aceptadas. «El tema del catalán me interesa como hobby. Muchas veces las instituciones no responden a mis instancias pero, cuando lo hacen, suelen ser respuestas favorables», reitera.

Werner reconoce que las respuestas que recibe nada tienen que ver con el color político que gobierne en la institución de turno, sino que se trata de un asunto desatendido por «despreocupación» de la Administración y por la falta de personal.

Sobre los desafortunados nombres que muchas veces se introducen en zonas turísticas de Baleares sustituyendo a topónimos de toda la vida, Werner explica que la situación en la isla menorquina es diferente a la de Ibiza. Allí, nombres de urbanizaciones como Shangri-La o Sol del Este se han ido catalizando con el tiempo, mientras que en las Pitiusas la expansión de nombres como Cala Bonita, Atlantis o Las Puertas del Cielo es imparable, para disgusto de muchos residentes.