Imagen de archivo de turistas en Cala Saona, en Formentera.

El principal problema de la isla de Formentera esta temporada turística fue la dificultad para encontrar trabajadores, algo que se vio agravado por la falta de vivienda residencial para poder alojar a la mano de obra. Esta es una de las cuestiones tratadas en la asamblea general de asociados de la Asociación de Hoteleros de Formentera, celebrada en el mes de noviembre. Una asamblea a la que asistió Manuel Sendino, gerente de la Federación Hotelera de Ibiza y Formentera. La patronal hotelera insistió en que la normativa para la legalización y puesta en el mercado de viviendas residenciales para su uso turístico «ha provocado un daño inmenso ya no solamente a trabajadores y empresarios de la hostelería, sino también del resto de sectores económicos, incluso de los propios residentes en Formentera. Ante esta situación, los hoteleros propusieron la necesidad de abrir un nuevo debate sobre la necesidad y conveniencia de esta oferta turística por la problemática que está causando.


En cuanto a la temporada turística, los hoteleros coincidieron en que ha sido muy similar a las 2019, aunque con la diferencia de que este año ha sido mucho más irregular. En este sentido, señalaron que «la tendencia actual y cada vez más acentuada es que baja el número de pernoctaciones», por lo que «sólo se llega a la plena ocupación los fines de semana lo cual implica que, durante dos, tres o cuatro días la isla está completamente llena y el resto de la semana queda muy vacío, lo que afecta no sólo a los establecimientos hoteleros sino también a toda la oferta complementaria».


A esta temporada «irregular» hay que añadirle que «hay más alquiler turístico ilegal que antes» lo que provoca una «sobresaturación en carretera y playas. Además de no pagar impuestos, nadie controla la calidad de este alquiler turístico ilegal, lo que repercute en una mala imagen de la isla en todos los sentidos», indicaron desde la Asociación Hotelera de Formentera. Una mala imagen a la que había que sumar el estado de las infraestructuras y la limpieza de la isla en general, donde hubo «unanimidad» por parte de los hoteleros en que «este año la isla ha estado especialmente sucia y descuidada. Empezando por las playas, con montañas de posidonia que en julio todavía no se habían retirado y en las que no había papeleras, con la consiguiente basura acumulada».


A esta dejadez en las playas los empresarios de la hostelería sumaron el retraso en la adjudicación o renovación de los servicios de hamacas y kioscos en las playas, «alguna de las cuales se quedó finalmente sin servicio» y las pasarelas y otros elementos de protección de las dunas «que han estado todo el verano y siguen estando medio rotos y sin reponer». Lo mismo ha ocurrido en los núcleos urbanos, que se han visto «más sucios y una vez más el servicio de recogida de residuos ha sido insuficiente, así como el deficiente estado y conservación de la jardinería pública». Muy abandonados han estado a su vez las carreteras y aceras de zonas como Es Pujols, Ca Marí o Sa Roqueta.
Manuel Sendino expuso a su vez los aspectos más controvertidos de la nueva ley turística, ya que debido al tamaño reducido de la mayoría de los establecimientos hoteleros de la isla «las inversiones para cumplir con los planes de circularidad, cambio de camas a elevables, etc., suponen unos esfuerzos considerables» a las empresas de Formentera. También habló sobre el nuevo reglamento de la Ley de Costas, que «empeora el deslinde hecho anteriormente y deja en una situación muy precaria a muchos establecimientos hoteleros y de servicios en las playas». Por todo ello se acordó unánimemente apoyar a la Plataforma de Afectados por la Ley de Costas en sus peticiones y al Consell en la presentación de alegaciones a dicho reglamento.


Soluciones urgentes

Finalmente, se propuso también la necesidad de estudiar cambios normativos que afectan a los establecimientos turísticos y la flexibilización de los permisos de música tanto en establecimientos hoteleros como de oferta complementaria para incrementar la oferta de ocio, que fue motivo importante de quejas por parte de los clientes durante la temporada por la falta de ocio nocturno.
Por todo ello, se acordó pedir al Consell Insular y al Govern Balear una mayor implicación en los problemas reales de Formentera «y que pongan soluciones cuanto antes».