El acuerdo entre la Autoridad Portuaria de Baleares y el Consell de Formentera permitió recuperar para el pueblo de Formentera uno de sus iconos más emblemáticos. En julio del año pasado abrieron al público los bajos del edificio como instalación cultural.
Antiguamente, esta parte del edificio albergaba el taller y las viviendas de la familia del farero, desde su inauguración en 1861.
Con la electrificación y posterior automatización, esta parte del faro quedó en desuso y empezó a degradarse, quedando únicamente en marcha la torre que hospeda la bombilla y la lente.
Con la reforma y gestión durante 25 años a cargo de la institución insular, se ha recuperado para usos turístico, con un notable éxito en número de visitantes y actividades lúdicas.
Un paseo por los acantilados del entorno del faro había sido siempre visita obligada, pero a ello se añade ahora el atractivo de poder entrar a este mágico edificio cargado de magnetismo y de historias y leyendas.
El encargado de atender al público, Alberto Torres, nos cuenta que «a falta de hacer los números finales, la media de visitas diarias está en torno a las 60 y la gente se marcha muy satisfecha. Aunque a todo el mundo le gustaría subir a la torre y esa zona justo no es visitable, ya que el faro sigue funcionando como señal lumínica y se debe preservar».
El espacio expositivo se divide por una parte, entre la muestra permanente a modo de centro de interpretación, sobre la relación entre la isla y sus habitantes con el mar, y por otra, la zona dedicada a exposiciones temporales y que ahora alberga una instalación del joyero Enric Majoral y el fotógrafo, Jordi Sarrà, pero que ha acogido otra de dibujos del islandés Erró y del fotógrafo, Tony Catany.
Aunque otro de los grandes atractivos de la visita es el balcón sobre el acantilado, que ofrece una vistas imponentes y en el que nos encontramos a la mallorquina, Catalina Oliver. «He vuelto de visita a Formentera, muchos años después y cuando me he enterado de que se podía visitar el faro, he venido disparada. Estas vistas son impresionantes, eso de ahí es el Mediterráneo en estado puro» dice Catalina señalando al horizonte.
Le acompaña su pariente Joan Riera: «Hemos venido de Mallorca, porque tenemos parientes aquí y esta parte no la conocía y me ha impresionado mucho y el interior también me ha gustado mucho, está todo muy bien explicado».
Conciertos de luna llena
El pasado miércoles se cerró el ciclo titulado LLUN3S, tres encuentros musicales coincidiendo con los plenilunios de este verano. El pasado 5 de julio actuó el duo Imaràntia, formado por la artista formenterera, María José Cardona y el mallorquín Miquel Brunet; el 3 de agosto actuaron, Meritxell Gené y Txabi Ábrego y para cerrar el ciclo, actuaron los mallorquines, Júlia Colom y Toni Vaquer.
De este modo se ha podido dar vida cultural al enorme patio al aire libre, que antecede a la entrada al faro y que es un entorno inigualable para este tipo de propuestas culturales.
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Os recuerdo de que el turismo de masas lo estropea todo y lo convierte en mierda y desorden. Si no limitan el aforo y las visitas en su entorno se convertirá en mierda. Tiempo al tiempo.